miércoles, 18 de abril de 2012

Algunos apuntes sobre la crisis política en la UCR

Por Johanán León

El inicio de este curso lectivo en la UCR ha estado particularmente marcado por una aguda crisis política que lamentablemente continúa alimentando el clima de parálisis y desmovilización en el movimiento estudiantil.

Esto se reflejó por ejemplo en la pasada Semana de Bienvenida, que comparada con las realizadas en los últimos años, este 2012 estuvo totalmente despolitizada, más aún en medio de un contexto de recortes presupuestarios por parte del gobierno que no han tardado en reflejarse dentro de las universidades públicas centralmente en las becas y los problemas con cupos y cursos.

Más allá que desde la FEUCR los compañeros del MAS impulsaron parcialmente una asamblea por los problemas de cupos, todo el inicio de clases se desaprovechó para abordar y fomentar el debate sobre los problemas de fondo que hoy pasan centralmente por la política de “austeridad” del gobierno (recortes) y la creciente implementación de políticas como las del Banco Mundial, que despejan la vía para el avance de la privatización de la educación.

En este sentido, por ejemplo cada uno de los principales conciertos realizados podían aprovecharse para arrancar el año politizando a los miles de estudiantes que asistieron cada día, en la perspectiva de iniciar un proceso de organización del movimiento estudiantil para enfrentar los recortes y los nuevos ataques del gobierno sobre la educación pública y las condiciones de vida. Lo mismo ocurrió incluso con la propaganda que terminó siendo funcional pero como mercadeo a bajo costo para empresas como el BCR, Taco Bell, AMPM, entre otros.

Contradictoriamente vimos como la ausencia de una política de este tipo fue sustituida por una cuestionable e inofensiva campaña llamada “Sin tragos al volante”, que inundó de afiches toda la universidad y que la propia Iglesia Católica no hubiese tenido ningún problema en suscribir. No sabemos si es que esto responde a alguna nueva táctica de los compañeros dirigida a algún sector de Alcohólicos Anónimos o algo similar, pero si algo es seguro es que no iba dirigida al grueso de estudiantes que en lugar de preocuparse por el gasto en combustible o mantenimiento de sus vehículos, más bien ven amenazadas las becas con las que costosamente pueden pagas los pasajes de autobús del mes y algunos gastos básicos para continuar estudiando.

Pero a la par de los ataques sobre las condiciones de estudio, la policía universitaria desde el primer día viene ejecutando un nuevo plan cuyo objetivo central es “limpiar” una vez que comienza a oscurecer, todas las zonas verdes y espacios abiertos de la universidad de estudiantes a los que prácticamente vienen dando el trato de delincuentes; instaurando de esta forma prácticamente un toque de queda.

Es preocupante la neutralidad con la que se ha abordado esta situación desde la FEUCR, pues esto es doblemente grave no sólo por traducirse en un recorte de libertades democráticas elementales como el libre tránsito, o inclusive la libertad de reunión, sino porque viene a reproducir dentro del propio campus universitario la política represiva que a nivel internacional y nacional vienen impulsando los distintos gobiernos, y que peligrosamente puede ir legitimando cualquier acción de la policía universitaria, que por cierto mantiene estrechos lazos con los cuerpos represivos del estado.

Con este escenario de fondo, hoy se vuelve aún más urgente impulsar con todo y seriamente la organización del movimiento estudiantil desde cada escuela y facultad con el objetivo de enfrentar tanto los ataques del gobierno y organismos como el Banco Mundial sobre la educación, como para luchar por preservar las libertades democráticas más básicas dentro de las universidades.

Por eso es clave que el Encuentro Nacional de Estudiantes sirva para dar en términos reales los primeros pasos en cuanto a organización y articulación del movimiento estudiantil, y en ese sentido salir con acuerdos dirigidos a iniciar la lucha contra los recortes de presupuesto y los efectos de la crisis dentro de las universidades, así como porque el plan fiscal sea archivado definitivamente y salgamos a enfrentar cualquier otra variante que incluya impuestos y aumentos de precios; y que así no sea simplemente utilizado como mecanismo para oxigenar y recomponer el aparato federativo en una perspectiva electoral.