miércoles, 8 de febrero de 2012

La lucha contra las medidas de ajuste del gobierno de Chinchilla y la necesidad de un programa para que la crisis la paguen los capitalistas

Paralelamente a las últimas medidas tributarias y presupuestarias impulsadas por el gobierno de Chinchilla, que combina por una parte el plan fiscal y los recortes de presupuesto en distintas instituciones, con el reciente aumento de 5 mil colones en el salario de los trabajadores públicos; ha recomenzado una lenta coyuntura de movilización y descontento social en el país.

Es que si bien es cierto el año 2011 transcurrió sin grandes movilizaciones,[1] por fin distintas organizaciones sindicales han comenzado a impulsar medidas contra los ataques impulsados desde la Casa Presidencial. Este es el caso por ejemplo de la primera reunión “nacional” de dirigentes sindicales en la ADEP (Asociación de Educadores Pensionados), el “piquete” del jueves 19 de enero convocado por el SEC en contra del injusto decreto salarial de 5 mil colones, así como la movilización al Ministerio de Trabajo del 25 de enero y la asamblea definida para el lunes 24 de este primer mes en la APSE, convocada por este sindicato en conjunto con un sector sindical más reducido agrupado en la Coordinadora Nacional de Lucha; que reaparece después de casi cuatro años.

Hay que decir que en el marco del inicio de la resistencia a los planes del gobierno, éste ha tratado por diversos medios de condenar toda movilización y demanda de un mayor aumento salarial. Por ejemplo Sandra Pisk, frente al reducido piquete hacia el Ministerio de Trabajo dijo que era “imposible” un mayor incremento en los salarios de los servidores públicos, y que cualquier ajuste lo terminarían pagando todos los costarricenses, colocando en perspectiva de choque al conjunto de trabajadores del sector privado con los públicos, que lamentablemente son una minoría de la clase trabajadora y que son los sectores que relativamente gozan de mayor estabilidad laboral y condiciones de vida.

Lamentablemente y como es de esperarse en estos casos, un sector mayoritario de las direcciones sindicales del país han apostado a movilizarse únicamente en contra del insuficiente aumento salarial de 5 mil colones; este es el caso por ejemplo de la ANEP de Albino Vargas, o el caso de ANDE, organización del sector magisterial que reúne cerca de 50 mil afiliados. Esta política ha dejado reducido a la impotencia al sector público que dicen representar, y todavía sin haber vuelto de vacaciones los docentes secundarios (la parte gruesa de los trabajadores del Estado), las acciones se han caracterizado por su debilidad.

Por esa causa los dirigentes que han convocado las movilizaciones han recurrido a la amenaza, planteando que de no dar respuesta el gobierno, se pospondrá el ciclo lectivo programado para este inicio de febrero.

La necesidad de un gran plan obrero y popular de acción para que la crisis la paguen los empresarios y su gobierno

Definitivamente lo que ha quedado al descubierto con las pequeñas acciones de finales de 2011 y principios de 2012 es que si bien son justas, no son ni suficientes ni obedecen a una orientación de conjunto correcta para acumular todas las fuerzas posibles contra el gobierno de Chinchilla.

Lo anterior lo sostenemos porque creemos que la dimensión de la crisis económica y política en curso requiere una respuesta que supere el “luchismo” sindicalista alrededor de una o dos consignas “que movilizan”, lo anterior es necesario junto a un programa y una estrategia para que la crisis la paguen los empresarios del país y su junta de negocios representada por el gobierno. Esta discusión va tanto dirigida hacia el grueso de dirigentes sindicales que nos parece que se han burocratizado e impulsan una política abierta de conciliación con el gobierno -ANEP, ANDE, por ejemplo- como hacia un sector ubicado más a la “izquierda” y que habla de “independencia de clase” agrupado en la CNL; que si bien en reuniones recientes ha reivindicado que la lucha debe trascender la demanda salarial, se ha resistido desde su dirección a definir un claro programa de combate contra el gobierno.

La CNL es un espacio de coordinación sindical encabezado por APSE,[2] que reapareció casi repentinamente tres semanas antes de que finalizara el 2011después de una Conferencia y una movilización el 13 de diciembre. Este espacio, compuesto -a excepción de la asociación de profesores- por casi una docena de pequeños sindicatos, se remonta a la lucha en contra del TLC con los Estados Unidos, y aunque tiene un discurso más de “izquierda”, lo cierto es que no ha significado una gran diferencia respecto a la política de “sindicalismo” clásico del resto de direcciones sindicales.

Es que mientras las direcciones de ANEP y ANDE -para nombrar los casos más emblemáticos- han decidido concentrarse denunciar el aumento de 5 mil colones, la dirección de APSE ha tomado exclusivamente hasta el momento la lucha contra el plan fiscal como su demanda central. Desde luego ambas luchas son justas, pero por sí solas no son suficientes para desencadenar todo el potencial posible en la movilización callejera.

El gran problema con la CNL liderada por APSE, además del grave hecho de que pueden asistir empresarios cuando gusten (como los de CRECEX, uno de los grandes sectores empresariales de exportadores, pero que se oponía a los nuevos impuestos), es que ha actuado prácticamente a tientas, improvisando, y con un espíritu más de reaccionar contra la política de los burócratas sindicales tradicionales que con el ánimo de construir un plan de lucha. Lo anterior puede demostrarse en el hecho por ejemplo de que en la reunión preparatoria de la marcha del 13 de diciembre convocada por ese espacio, desde la LRS planteamos que la lucha contra el plan fiscal no podía librarse en “abstracto”, sino que era necesario prepararse para enfrentar los despidos, las suspensiones y las rebajas salariales en el sector público y privado; y que en ese marco, era necesario mantener total independencia respecto a cualquier variante patronal, lo decíamos mientras mirábamos de reojo a los empresarios cómodamente instalados en el local de la APSE.

La respuesta a nuestra insistencia en librar una lucha contra todo lo que significa el plan fiscal, que involucraría muy probablemente alzas generalizadas en los precios de los servicios y bienes, fue respondida por Héctor Monestel –dirigente del MAS- con la pobre falacia de que no debíamos “hacer una carta al niño” y “diluir” demasiadas demandas. El compañero Monestel, fiel a su trayectoria sindical y política de apegarse a la consigna “que moviliza”, aunque reaccionó contra nuestra propuesta, lamentablemente no reaccionó igual frente a la asistencia de empresarios en la asamblea, posiblemente para “no romper la unidad” con los empresarios, como señaló posteriormente Ferreto desautorizando nuestros planteamientos.

El hecho es que si bien más recientemente la Presidenta de APSE y principal dirigente de la CNL -doña Beatriz- viene planteando que no es suficiente la lucha contra el insuficiente aumento salarial o contra el plan fiscal porque la crisis es demasiado profunda; pareciera que lo hace a la rastra de la necesidad de diferenciarse por “izquierda” de la burocracia sindical tradicional del país, lo que vuelve poco creíble que la CNL actúe como un referente de lucha y organización para los trabajadores del país que quieran participar de toda acción para que la crisis la paguen los empresarios y el gobierno que los representa.

Es que como si no bastara, a pesar de que APSE convocó a una nueva reunión el martes 24 de enero para acordar un “programa nacional anticrisis”, todo el encuentro consistió en intervenciones cuyo contenido era diferenciarse de la ANEP y ANDE, nombrar un “comité coordinador” bastante restringido a los “sindicatos” y acordar la acción del 25 de enero frente al Ministerio de Trabajo, en conjunto con las otras organizaciones sindicales. En resumen, a pesar del eje de la convocatoria no se definió absolutamente ningún “programa anticrisis” como estaba prometido.

Por un plan obrero y popular de acción en Costa Rica

Desde nuestra pequeña liga revolucionaria creemos que la crisis capitalista mundial en curso[3] se caracteriza por una profundidad que puede ser igual o mayor que la de la década del ’30. Recientemente en el Foro Económico y Social de Davos ante las preguntas de un periodista de que qué pasaría en Europa, si se salvaría Grecia, si se solucionaría la situación económica, etc; Henry Paulson respondió con tono severo que “nadie sabe qué pasará”.

La respuesta de Paulson -quien predijo hace casi cuatro años la quiebra de Lehman Brother’s- deja entrever que ni siquiera los economistas burgueses más reconocidos o prestigiosos del mundo son totalmente conscientes de la magnitud de la crisis económica, y que no han tenido más remedio que “patear hacia adelante” las tendencias más catastróficas, esencialmente a través de la intervención del FMI y el BCE en países con problemas de pago como Grecia, pero la gran contradicción es que no es una salida muy viable en el largo plazo, y lo que se vislumbra es la posibilidad de que las grandes potencias se vean forzados a dejar caer ya sea a grandes bancos e inclusive Estados, ante la imposibilidad de sostener planes de salvataje para quienes vienen más afectados, especialmente Italia, Portugal o el Estado Español.

A pesar de las tenues tendencias a la recuperación de la economía norteamericana, anunciadas por Obama en su “informe anual” de labores, la posibilidad de que quiebren grandes bancos en Europa o Estados, puede meter de lleno al viejo continente en la vía de la recesión, afectando de forma directa en Norteamérica y poniendo de forma instantánea un límite a la ya deporsí maltrecha situación económica yanqui. Pero esto no es todo, a la aguda crisis que azota a través los pueblos europeos, se suma la disminución del crecimiento económico de China, un país que -después de intervenir con inyecciones de recursos en su economía- venía absorbiendo buena parte de las exportaciones de los países de “tercer mundo” latinoamericanos y ayudando a que la crisis se desarrollara desigualmente, pues mientras en los países centrales la crisis impactaba fuertemente, en los semicoloniales continuaba el crecimiento económico. El rol de China como “contratendencia” a la crisis económica internacional, ha comenzado a agotarse.

Toda este repaso es necesario para afirmar que la profundidad de la crisis capitalista mundial exige respuestas tanto en el terreno de la acción concreta (marchas, paros, piquetes, etc) como en el del programa que estén acordes a la altura de las necesidades, esto por lo menos frente a la posibilidad de un escenario igual o más grave que el del 2008, que en Costa Rica se expresó en fenómenos como la huida patronal de Domino’s Pizza, los despidos masivos en la cartonera Envaco en Limón junto a decenas de otras empresas, o los recortes y rebajas salariales, que se impusieron sin ninguna consideración en el sector privado y que se llevaron adelante en el plano público a través del Plan Escudo.

Ante un escenario como el que señalamos, creemos necesario comenzar a divulgar por todos los medios posibles un programa que parta de la independencia de los trabajadores y sus necesidades inmediatas para hacer que la crisis la paguen los empresarios. Este programa creemos que se hará carne en primer lugar luchando contra el plan fiscal, denunciando el injusto aumento salarial que decretó el gobierno; pero sobretodo planteando salidas más de fondo, como que toda empresa que cierre o despida sea ocupada, estatizada y puesta a producir bajo control obrero, nacionalizando todas las ramas de la industria o la economía que se declaren en quiebra, derogando el TLC con EE.UU. que ha significado una mayor evasión fiscal y garantías sin límites para las grandes transnacionales, y apoyando las causas de todo sector oprimido que salga a la lucha; en la perspectiva de poner en pie a la clase obrera bajo su propia bandera.

Notas

[1] Esto a excepción de dos procesos de movilización: el 29 de setiembre protagonizado por los estudiantes de las Universidades estatales, centralmente la UCR y la UNA; y por otra parte la marcha del 13 de diciembre, apenas tres semanas antes de que terminara el año, impulsada por más de una docena de pequeños sindicatos junto con APSE, la FEUCR y otras federaciones estudiantiles.

[2] La APSE a su vez está liderada por Beatriz Ferreto Ferreto, vinculada al stalinismo histórico organizado en el Partido Vanguardia Popular.

[3] Ver artículo sobre el plan fiscal y la posibilidad de ajustes “a la Europea” en Costa Rica.



Una CNL con tareas pendientes

La Coordinadora Nacional de Lucha surgida alrededor de 2005 durante la lucha contra el TLC tuvo el mérito de emerger como un agrupamiento que esencialmente planteaba que la derrota del tratado debía darse en las calles y no precisamente en las instituciones gubernamentales como creía un sector más “institucionalista”. En ese marco impulsó importantes jornadas de movilización, como por ejemplo las de 2005, que unidas a las protestas contra RITEVE conllevaron a que el gobierno de Pacheco quedara diezmado tras una ola de renuncias en su gabinete, o las grandes movilizaciones de octubre de 2006 o febrero de 2007 contra el TLC.

Lamentablemente la CNL en los momentos decisivos de la lucha contra el convenio comercial, terminó cediendo al sector de la burguesía patriótica agrupado tras Eugenio Trejos y quienes se organizaban en el CPOF (Comité Político Facilitador), un espacio de “cúpula” con el que pactaban los principales dirigentes de la Coordinadora y que terminó usurpando la dirección del movimiento de oposición al TLC.

La suerte de la CNL quedó echada definitivamente cuando en una gran asamblea de trabajadores, estudiantes y activistas contra el TLC, -realizada el 13 de octubre del 2007 en el comedor de la UCR- sus principales integrantes colocaron en una mesa coordinadora a un Eugenio Trejos abatido y desmoralizado por su desastrosa política institucional para enfrentar al gobierno. Algunos dirigentes de la CGT, como por ejemplo Luis Salas, pidieron a Trejos contra su propia voluntad que por favor se sentara en la mesa de coordinación, junto a Patricia Ramos Con (PRT) y Jessica Barquero (MAS).
En aquella oportunidad, contrariamente a disputarle la dirección a los sectores más moderados, la CNL –con la CGT en su seno- actuó en el sentido de preservar la influencia de los sectores “patrióticos” sobre el movimiento de masas. Lo demás es bastante conocido: siguió la dispersión, desmoralización y desorganización obrera y popular en el año previo al inicio de la peor crisis económica desde los ’30.

Pero esto no es todo, el 30 de agosto de 2008 los principales dirigentes (junto al MAS, el PRT y la JS!) participaron de una asamblea popular, convocada nada más y nada menos que por Rolando Araya, Óscar Campos y un sector de los “Empresarios por Costa Rica”, en una muestra de que los principios como el de la “independencia de clase” no pasan de ser pura retórica para algunas organizaciones, incluso autoproclamadas como “trotskistas”.

La CNL de la actualidad tiene un menor peso por parte de una serie de sectores barriales y sindicales que tenían presencia durante la lucha contra el TLC, y tampoco existen los “comités patrióticos” –por pequeños que fueran-; pero todavía está a prueba que sea un espacio que sirva para luchar en los hechos bajo las banderas de la independencia de clase y un programa obrero y popular consecuente, desde luego en el marco de la unidad de fuerzas con todos los restantes sindicatos del país; y que no se convierta precisamente en una herramienta electoral para ningún oportunista, como sucedió en un pasado reciente.