martes, 23 de febrero de 2010

REVISTA ESTRATEGIA INTERNACIONAL N°26 (Publicación de teoría y política marxista revolucionaria)

PRESENTACIÓN


El inicio de 2010 puso de relieve que estamos asistiendo a una segunda

ronda de la crisis económica internacional, que esta vez tiene su epicentro

en la Unión Europea y está poniendo en cuestionamiento la continuidad del

euro como moneda común.


El 4 y 5 de febrero se desplomaron las bolsas europeas, arrastrando a los

principales mercados mundiales a la baja. Esta caída es atribuida

centralmente al temor de que Grecia declare el default en su abultadísima

deuda, seguida por el Estado Español, Portugal y otros países de la

eurozona, y a la persistencia del desempleo en Estados Unidos, a pesar del

crecimiento económico registrado en el último trimestre de 2009.

Esta situación es consecuencia directa de los millonarios planes de rescate

que implementaron los Estados capitalistas que si bien evitaron una caída

catastrófica de la economía, lo hicieron al precio de transformar la deuda

privada en deuda estatal, que se volvió un gran negocio especulativo.


El plan de la burguesía es que sean los trabajadores y los sectores

populares los que paguen el salvataje de los grandes bancos, acreedores de

los estados al borde del default, como Grecia. Las principales potencias de

la Unión Europea, como Alemania, antes de aprobar cualquier medida de

rescate, le exigen al gobierno griego que dé muestras de su capacidad para

aplicar un plan de ajuste draconiano que implica la reducción salarial, el

aumento de la edad jubilatoria, despidos, recortes en salud y educación,

privatizaciones y el aumento de impuestos al consumo popular.


En el mismo sentido, el gobierno español está intentando implementar una

reforma laboral que permita flexibilizar aún más la fuerza de trabajo y

postergar la edad de retiro, en el marco de un desempleo que ya ronda el

20%.


Esta receta de ajuste y la reducción del gasto público no tiene nada de

novedoso. Es la misma que aplicó el gobierno de De La Rúa en Argentina

en 2001, que terminó con la declaración del default, el hundimiento de la

economía y una crisis social que llevó a la caída del gobierno.


La huelga general en Turquía en solidaridad con la lucha de los

trabajadores despedidos de la empresa privatizada Tekel, el llamado a la

huelga general en Grecia precedido por acciones de los trabajadores del

sector público, la persistente resistencia de los trabajadores franceses

contra los cierres y despidos, que incluso apelan a métodos radicales como

la ocupación de fábrica y el secuestro de gerentes, las huelgas de los

obreros de la Fiat y otros establecimientos en Italia, son algunos de los

síntomas de que los trabajadores europeos van a resistir el intento patronal

de liquidar sus conquistas y ser quienes paguen con desocupación y

empobrecimiento el rescate de los capitalistas.


Pero aunque el epicentro de la crisis hoy esté en Europa, sus causas y sus

efectos tienen alcance internacional y abarcan a las principales potencias

imperialistas, sobre todo a Estados Unidos, cuyo déficit presupuestario

alcanzó una cifra récord, comparable a la Segunda Guerra Mundial.

El escenario que se perfila en este segundo año de la crisis es de mayores

tensiones y disputas capitalistas, anticipadas por los roces cada vez más

agresivos entre Estados Unidos y China, combinadas con crisis políticas y

situaciones sociales potencialmente explosivas.


En el artículo “La difícil vuelta a un equilibrio capitalista” de Juan Chingo,

se exponen las tendencias profundas actuantes en el desarrollo de la crisis

capitalista y los posibles escenarios que se abren. En la nota “El

imperialismo en la era Obama” de Claudia Cinatti, se analiza el desgaste del

gobierno de Obama a un año de su asunción, la escalada guerrerista en

Afganistán y la continuidad con las políticas de Bush.


La sección dedicada a Europa incluye el artículo “La crisis española. Un

duro test para el régimen heredero de Franco” de Santiago Lupe, sobre la

crisis económica que está haciendo crujir al gobierno de Zapatero y su

intento de imponer medidas antipopulares; y la nota “Francia. Huelgas

obreras. Elementos para un primer balance y propuestas para un programa

de acción” de Danièle Cobet, en el que se desarrollan las características de

las principales luchas de la clase obrera francesa contra los despidos y los

cierres de empresas y el programa necesario para que avancen hacia el

combate contra la patronal y su Estado.


El Dossier de este número está dedicado a la situación en Argentina,

caracterizada por la crisis política y la emergencia de un nuevo activismo

obrero, conocido como “sindicalismo de base”. En el artículo “El fin de

ciclo kirchnerista y las tareas de los revolucionarios” de Matías Maiello y

Manolo Romano, se analizan las condiciones estructurales que confluyen

en este “fin de ciclo”, entre ellas, las contradicciones económico-sociales

surgidas del estatus semicolonial del país, la crisis del Estado argentino y

del régimen político; la situación de la clase obrera para poder intervenir y

aprovechar esta crisis política de las clases dominantes; la fragmentación

entre los explotados impuesta por la ofensiva neoliberal, la recomposición

de la clase obrera en los años de crecimiento, la crisis de la burocracia

sindical y el surgimiento en diferentes conflictos de los últimos años del

“sindicalismo de base” hasta llegar a una de sus grandes acciones: la lucha

de Kraft. Por último, partiendo de la intervención del PTS en las luchas de

este nuevo movimiento obrero –desde la experiencia de control obrero en

Zanon hasta el conflicto de Kraft–, se plantea la necesidad de que los

revolucionarios peleemos por la recuperación de los sindicatos, la

hegemonía obrera en la alianza de clases de los explotados en su lucha

contra la patronal y su estado y la oportunidad histórica de avanzar en

forma cualitativa en la construcción de un partido obrero revolucionario de

vanguardia que pueda intervenir en los momentos decisivos.


En el segundo artículo del Dossier, “La lucha de Kraft Foods. La

emergencia del movimiento obrero argentino y la izquierda revolucionaria”

de Diego Lotito y Jonatan Ros, se desarrollan los hechos más importantes

de esta lucha, que sin dudas, es el conflicto obrero industrial más

importante del último período. El conflicto de Kraft, iniciado a partir del

despido de 160 trabajadores, entre ellos los miembros de su Comisión

interna y gran parte de los delegados por sector, se transformó en un gran

hecho nacional que se hizo contra la dirección del sindicato de la

alimentación, en manos de la burocracia sindical, y que llevó a la

intervención del gobierno nacional y provincial y llegó a involucrar hasta

la embajada norteamericana. En esta lucha los trabajadores de Kraft –una

de las principales multinacionales de la alimentación– hicieron una

experiencia acelerada no sólo con la burocracia sindical sino también con

la corriente que mantuvo el control de la Comisión Interna durante los

últimos dieciséis años (el PCR de orientación maoísta) y que en los

momentos decisivos del conflicto optó por el compromiso con la patronal.

Esta experiencia permitió que el ala combativa del conflicto que se opuso a

esta política conciliatoria, encabezado por Javier “Poke” Hermosilla de la

Agrupación “Desde Abajo” (impulsada por el PTS) ganara la conducción

de la Comisión Interna. En la nota pone de relieve el rol que jugó el PTS

como parte de la dirección del sector combativo del conflicto, que pudo

demostrar en la práctica aspectos de su estrategia política, entre ellos la

efectividad de la alianza de clase de los trabajadores y sectores

estudiantiles para enfrentar a la patronal y las perspectivas que se abren

para impulsar el desarrollo de una tendencia clasista, antiburocrática y

antipatronal en la vanguardia obrera.


Como parte de las conclusiones, el conflicto de Kraft Foods es un gran

ejemplo contra el escepticismo que ha invadido a la mayoría de las

corrientes de izquierda que se reclaman revolucionarias, al demostrar que

los marxistas podemos confluir con sectores avanzados de trabajadores.

La revista cuenta, además, con una extensa sección dedicada a analizar la

situación política y la lucha de clases en América Latina que contiene el

artículo “Brasil, ¿por qué se ufana Lula?” de Val Lisboa y Thiago Flamé,

en el que se analiza la estructura desigual y combinada de Brasil y su lugar

dependiente en la economía mundial, a pesar de la escala de su economía;

el artículo “Haití: entre la devastación y la ocupación imperialista” de Juan

Andrés Gallardo, en el que se denuncia la injerencia imperialista en Haití y

la virtual ocupación norteamericana luego del terremoto que asoló el país;

la nota “Centroamérica, el golpe de Estado en Honduras y el tablero

geopolítico latinoamericano”, de Brayan Brenes y Milton D’León, en la

que se analizan las causas políticas del golpe de Estado que derrocó a

Manuel Zelaya, la implicación del imperialismo, los límites de la

resistencia y las posibles consecuencias para la región; el análisis del

triunfo electoral de la derecha en Chile y sus repercusiones tanto

nacionales como latinoamericanas, por Pablo Torres y Juan Valenzuela; el

artículo “La transición al ‘Estado Plurinacional de Bolivia’” de Eduardo

Molina, en el que se analizan los cambios producidos a partir de la

transformación del Estado con la cooptación de los pueblos originarios, y

las perspectivas del segundo gobierno de Evo Morales; y por último la nota

“La lucha de los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas”, de

Pablo Oprinari y Mario Caballero, en el que se desarrolla la resistencia

obrera frente al ataque lanzado por el Estado mexicano y sus consecuencias

para futuras luchas.


En la sección Teoría Marxista, presentamos el artículo “Bolivia. Entre la

hibridez del mundo agrario y la idealización populista” de Javo Ferreira, en

el que se analiza la relación entre las reivindicaciones estructurales de los

pueblos originarios y la revolución social, en polémica con corrientes

teóricas y políticas “indigenistas”.


En este período de crisis económica y emergencia de fenómenos de lucha y

organización en sectores de la vanguardia obrera, para los revolucionarios

están planteado no sólo tener un programa transicional correcto, que una

las luchas actuales con los intereses históricos de la clase obrera, sino

también tener una práctica política orientada hacia fusionarse con los

sectores más avanzados de los trabajadores, los jóvenes y los sectores

populares para avanzar en construir partidos obreros revolucionarios e

internacionalistas, que jueguen un rol decisivo en los enfrentamientos por

venir. Las organizaciones que integramos la Fracción Trotskista-Cuarta

Internacional, desde la lucha de Zanon y Kraft en Argentina, hasta la de la

USP en San Pablo y el apoyo a los trabajadores del SME en México, pone

todos sus esfuerzos para hacer concreta esa perspectiva.

lunes, 15 de febrero de 2010

POR UNA GRAN CAMPAÑA DE SOLIDARIDAD OBRERA Y POPULAR EN COSTA RICA CON EL OPRIMIDO PUEBLO HAITIANO

Por Liga de la Revolución Socialista
Lunes 15 de febrero de 2010

Después de cinco semanas transcurridas desde el terremoto de 7º en la escala de Richter que dejó como saldo 200 mil muertos y un 70% de edificios destrozados en Haití, aún no es posible afirmar que la calma o la “normalidad” hayan retornado a este país caribeño. La isla, oprimida históricamente por los imperialismos español, francés, y luego norteamericano, es actualmente el escenario del caos y la desesperación más acuciante: el único Hospital General del país no da abasto y se encuentra repleto de heridos, hay carencia de medicamentos y de agua, y aunque una intensa campaña internacional de recolección de alimentos y víveres ha sido puesta en marcha a nivel internacional por ONG’s, así como por organizaciones vinculadas a gobiernos, la falta de alimentos define en buena parte la situación en las principales calles de Puerto Príncipe; desembocando por lo general en irritación y descontento por parte de la población. La lentitud y la desconsideración con que las tropas de la ONU distribuyen la ayuda que llega desde distintas partes del mundo, solo está llevando a que la desesperación y la impaciencia se apoderen de las masas haitianas hambrientas y agobiadas. Ante esta inutilidad de las tropas de la ONU y Estados Unidos -que demuestran que su presencia solo responde al resguardo de los intereses imperialistas- ya se ve circular por Puerto Príncipe a grupos de jóvenes y niños armados con machetes saqueando los supermercados que quedaron arruinados o semiarruinados por el terremoto, optando por esta salida para no morirse igual que sus seres queridos, pero esta vez de hambre y sed. Algunos periodistas y activistas predicen desde Haití que “lo peor está por venir”, y que la desesperación de la muchedumbre podría generar “un terremoto social”.
Esta realidad desoladora es la que se desarrolla en las barriadas más pobres de la capital haitiana, acompañada de una represión constante de parte de las tropas de EE.UU y la Misión Humanitaria de las Naciones Unidas para Haití (MINUSTAH, enviada desde el 2004 para sofocar los levantamientos populares que condujeron derrocaron a Jean Bertrand Aristide); en una labor verdaderamente indignante. Como si fuera poco Brasil, que mantiene el mayor contingente de tropas latinoamericanas en la isla, ha enviado recientemente más de 1300 nuevos soldados, acompañados de machetes, bombas de gas lacrimógeno, y armas con balas de goma bajo el argumento de reforzar la “ayuda humanitaria”; disputando a la vez un espacio en la “reconstrucción” del país, lo que puede ser un gran negocio para los países involucrados en la administración de la ayuda.

De acuerdo a ciertas ONG’s la población de Haití “se enfrenta a una crisis de derechos humanos”, donde los niños, especialmente los más vulnerables “podrían convertirse en víctimas de los traficantes”; mientras las mujeres se hayan “especialmente expuestas a la violencia sexual”. Todo esto en el marco de familias destruidas por el terremoto, que han dejado a miles de niños, mujeres (y hombres) sin parientes y sin hogar.

La hipócrita filantropía de gobiernos y corporaciones burguesas

Todo este drama que intentamos reproducir tiene lugar al propio tiempo que los gobiernos de la mayor parte del mundo -comenzando por el de EE.UU.- y las empresas detrás de estos, organizan hipócritas campañas para “ayudar a Haití” consistentes en recolectar las donaciones que hacen los trabajadores y los pueblos, evitando las compañías tocar sus ganancias e incluso sus mercancías para reconstruir a la isla devastada por el terremoto. Ni estos gobiernos ni los empresarios “bondadosos” que administran la ayuda tampoco dicen nada sobre la repugnante deuda externa de miles de millones de dólares que el pueblo de Haití carga sobre sus espaldas, tampoco sobre las denuncias contra las tropas de ocupación de la ONU, donde más del 66% (según algunas fuentes) tienen que ver con casos de abuso sexual y maltrato a mujeres; mucho menos dicen palabra alguna sobre el hecho de que las tropas norteamericanas de lo primero que se han preocupado es por controlar los puntos estratégicos del país, como los Puertos, el Aeropuerto, y otros lugares clave. Sobre todas estas cuestiones candentes mantienen un silencio absoluto.
En el caso de Costa Rica, empresas y distinto tipo de organizaciones se han lanzado a hacer recolectas de víveres y dinero, pero no puede garantizarse que estos víveres o dinero lleguen al supuesto destino, y mucho menos de que cuando lleguen, verdaderamente sean utilizados por la gente que los necesita en la isla; lo anterior porque si en el terremoto que afectó el área de Cinchona en Costa Rica durante enero de 2009 se “perdieron” los víveres y más de mil millones de colones en donaciones ¿qué pensar del dinero y los víveres que supuestamente serán enviados fuera del país, sobre los cuales los donantes no tienen en realidad ningún tipo de control? Quisiéramos pensar que todo está lo enviado está llegando a su destino, pero hay algunas razones que nos obligan a desconfiar, especialmente los informes desde Haití de carencia de productos, y desabasto en algunas regiones.

Despleguemos ya en Costa Rica una gran campaña de solidaridad internacionalista obrera y popular con el pueblo haitiano como ya se desarrolla en otras partes de Latinoamérica

La Fracción Trotskista por la Cuarta Internacional (FT-CI), organización internacional de la que formamos parte, ha comenzado a desarrollar una gran campaña internacionalista de solidaridad obrera y popular con el oprimido pueblo haitiano. Mientras en países como Argentina hemos participado de iniciativas unitarias como la marcha de miles hacia la Embajada norteamericana, las mujeres de la FT-CI que impulsan la agrupación Pan y Rosas en distintos países de Latinoamérica como Chile, Brasil, México, y Bolivia; han lanzado una gran campaña de solidaridad en conjunto con otras organizaciones feministas latinoamericanas, enviando compañeras al lugar de los hechos, llevando nuestra solidaridad a la isla e informando sobre la verdadera situación que ahí se vive. Todas estas acciones las desarrollamos levantando como banderas la anulación de la deuda externa haitiana, la salida de las tropas imperialistas y de la ONU de la isla; que sean los trabajadores y sus organizaciones quienes administren la ayuda proveniente de distintas partes del mundo; y sobretodo que sean los capitalistas los que con sus ganancias y mercancías paguen la reconstrucción del país.

Es necesario que desde Costa Rica, contra la hipócrita filantropía de los empresarios que se hacen de la vista gorda de la deuda externa, la opresión histórica y la ocupación de Haití; formemos parte activa de la solidaridad con nuestros hermanos haitianos, convirtiendo a las Universidades y en la medida lo posible a los lugares de trabajo en centros activos de solidaridad internacionalista. En el caso de la Universidad de Costa Rica, uno de los puntos más dinámicos a nivel nacional, hacemos un llamado al Movimiento al Socialismo (MAS) que dirige la Federación de Estudiantes de la UCR, para que encabece esta campaña de solidaridad, convirtiendo la Semana de Bienvenida, o cuando menos sus actividades y conciertos centrales en verdaderas jornadas de solidaridad con Haití; exigiendo la anulación de la deuda, el retiro de las tropas, y que sean los capitalistas, costarricenses y extranjeros (como los de la Corporación de Supermercados Unidos o los de Wall Mart) los que paguen la reconstrucción del hermano país caribeño. En el mismo sentido, instamos a los compañeros del PRT, que tienen influencia sobre el Sindicato de Empleados Universitarios (SINDEU), para que apoyen e impulsen junto con nosotros esta campaña.

A la vez que creemos que es posible y necesario convertir la Semana de Bienvenida universitaria en un gran acto internacionalista, influyendo sobre la conciencia de miles nuevos estudiantes que apenas ingresan a la UCR; demandamos al Frente Amplio (FA) costarricense que, consecuente con su programa electoral, le exija públicamente a los gobiernos de Brasil (el PT de Lula), al FA uruguayo y a Evo Morales, entre otros gobiernos que reivindica como “amigos”; el retiro definitivo de las tropas que forman parte de la MINUSTAH. Es que el FA costarricense liderado por José Merino del Río, y que será representado en el próximo Congreso por José María Villalta ha sostenido que rechaza “toda acción militar o intervencionista por parte de cualquier potencia”. Esperamos que en consecuencia con este rechazo a “toda acción militar o intervencionista” exijan el retiro de las tropas imperialistas yanquis de Haití, así como el retiro de sus ayudantes de la MINUSTAH, aunque no provengan necesariamente de una “potencia”.
Llamamos a todas las organizaciones obreras y populares, sindicales, estudiantiles, de derechos humanos, a la izquierda; y a los activistas independientes, a poner en pie un gran movimiento de solidaridad internacionalista, que tenga únicamente como inicio la Semana de Bienvenida Universitaria. Desde ya nos proponemos para participar en la primera línea del frente en esta tarea.

Por la anulación de la deuda externa de Haití

Fuera las tropas yanquis y de la MINUSTAH de Haití y de toda América Latina

Que las organizaciones obreras y populares controlen los recursos recibidos en la isla, y que sean los capitalistas los que paguen la reconstrucción de Haití con sus mercancías y sus ganancias

Por un gran movimiento obrero y popular de solidaridad con nuestras hermanas y hermanos haitianos

sábado, 6 de febrero de 2010

Costa Rica: entre la recuperación económica y los planes de ajuste patronales para atacar el nivel de vida de la clase obrera

Por Bryan Brenes Z.

Liga de la Revolución Socialista

sábado 6/2/2010

Desde fines de 2008 (quiebra de Lehmann Brothers) a la segunda mitad de 2009, la crisis económica mundial mostró una fase aguda, comparable al comienzo de la Gran Depresión de los años 30; esto más allá de que la intervención masiva de los principales gobiernos con enormes paquetes de “salvataje” de bancos y corporaciones, lograra contener, al menos por el momento, las tendencias más catastróficas (que podrían haber detonado un crack financiero y su explosiva traslación a la economía real y el comercio mundial).

Esto se logró al precio de un inmenso endeudamiento público y limitando el funcionamiento de los mecanismos económicos clásicos de salida de las crisis (ante todo la liquidación de capitales “ineficientes”: bancos, fábricas, etc) con sus secuelas destructivas para las fuerzas productivas; y por tanto, sin haber “saneado” las condiciones para un relanzamiento sostenido de la acumulación capitalista.

La virtual bancarrota en Dubai y la crisis financiera griega, así como, en menor medida, la quiebra de numerosos bancos “pequeños” en Estados Unidos, junto a elementos de mucho mayor peso como la debilidad de la economía norteamericana; vienen a subrayar que la crisis aún no se ha terminado, demostrando a la vez, el carácter precario y frágil de la actual recuperación económica mundial.

En este panorama, se encuentra nuestro país, que no está aislado del resto del mundo. En consecuencia Costa Rica dependerá no solo de la situación de la economía mundial, sino, y especialmente, de la recuperación de la economía norteamericana, por lo menos para entrar en nuevos ciclos más o menos largos de crecimiento y estabilidad.

Según los editorialistas de La Nación, voceros de los principales círculos de la clase dominante costarricense “… la economía mundial se recuperará este año, pero liderada por países asiáticos y latinoamericanos que no conforman la mayoría de nuestros socios comerciales. En cambio, las economías de EE. UU., Europa y Japón apenas mostrarán tasas positivas de crecimiento, alrededor de 1,3%.”[1] Lo que quiere decir que la economía nacional se recuperará, pero no por un nuevo ciclo expansivo en Norteamérica, sino vinculado a economías y mercados marginales de países semicoloniales o dependientes como es el caso de China, lo que no da ninguna garantía de estabilidad a mediano o largo plazo para los capitalistas costarricenses. Lo anterior tiene consecuencias en el comercio y en la Inversión Extranjera Directa (IED), que en su aplastante mayoría proviene de Estados Unidos. De acuerdo con el Informe del Estado de la Nación Nº15 “una reducción de la IED en los próximos meses y años, como resultado de la crisis, no solo podría afectar la estabilidad económica interna, sino que además podría dilatar el proceso de recuperación en una economía muy dependiente del comercio internacional, que en el caso de Costa Rica tiene un fuerte sustento en lo que las empresas extranjeras produzcan para la exportación”.[2]

Aunque los ingresos fiscales, así como las exportaciones del país detuvieron momentáneamente su caída en los tres últimos trimestres de 2009, la economía nacional sigue muy expuesta, y a la expectativa de lo que pase en los EE.UU. y el mundo.

La inevitabilidad de ataques patronales contra las condiciones de vida de los trabajadores

Pero más allá de la opinión de La Nación o del 15º Informe, al parecer la recuperación dentro del país seguirá siendo frágil y endeble; y peor aún: con o sin recuperación lo que parece estar garantizado son los ataques patronales contra las condiciones de vida de la clase obrera.

Es en este sentido que los citados editorialistas de La Nación señalan la importancia de recurrir a otras medidas para mantener la estabilidad, y mencionan entre otras cosas; la necesidad de aumentar los ritmos de explotación sobre los trabajadores, así como el recorte de gastos públicos. Según los editorialistas: “La recuperación y sostenibilidad del salario real también dependerá de la reactivación del sector privado. Para lograrlo, deberán aprobarse los incentivos necesarios para flexibilizar las leyes laborales, las cargas sociales y la legislación fiscal”, y a renglón seguido señalan que “Aunque los ingresos fiscales han dejado de caer y se inició ya una modesta recuperación de los ingresos tributarios, no es realista volver a contemplar tasas tan holgadas como las observadas durante la fase expansiva del ciclo económico (…)”, para lo que según ellos “los gastos del Estado deben redireccionarse para favorecer la inversión en infraestructura y otros gastos sociales no recurrentes, y no la planilla, como en el 2009”.[3] Los voceros de la clase explotadora nacional no solo caen en la contradicción de sujetar la “sostenibilidad del salario” y su “recuperación” a la flexibilización de las leyes laborales y cargas sociales” –lo que precisamente significa atacar los salarios y su “recuperación”, sino que de forma rapaz, dan a entender que es una necesidad amputar ciertos gastos sociales y el pago de salarios en el sector público (“planilla”), solo para garantizarle infraestructura a los capitalistas.

Pero en el mismo sentido, el “15º Informe del Estado…” señala que “… las autoridades deberán escoger entre un mayor desequilibrio financiero, o un recorte en la inversión pública y/o el gasto social, debido a que la actual estructura de sus gastos exhibe una considerable rigidez a la baja en el rubro de salarios y pensiones”. [4]

En resumidas cuentas, al parecer la burguesía se prepara para imponer con todo, nuevos ritmos de explotación a los trabajadores, pero no solo eso, sino que posiblemente lo del recorte del gasto público signifique atacar el presupuesto de las instituciones autónomas como el ICE, INS, CCSS o las Universidades públicas; lo que podría desencadenar un interesante proceso de resistencia contra las políticas del próximo gobierno.

La situación precaria de las finanzas públicas y la posibilidad de grandes procesos de resistencia

La crisis capitalista mundial, aunque no se manifestó en todas sus potencialidades debido a la intervención masiva de los principales gobiernos del planeta por intermedio de megaplanes de salvataje; tuvo un impacto importante en la economía nacional. Los ingresos fiscales se redujeron, así como el comercio y la actividad económica interna en general.

Producto de lo anterior, las finanzas públicas quedaron muy debilitadas. Fue de tal magnitud el impacto de la crisis que debido a una disminución en el ingreso recaudado por concepto de impuestos -que tuvieron una baja de un 28% en abril del año anterior respecto al 2008- el gobierno tuvo que echar mano de los bonos de deuda interna para suplir el faltante. El déficit, que asciendía a los ¢27 000 millones[5]; debió ser cubierto por el gobierno para pagar de forma urgente pensiones, aguinaldos y alrededor de US$ 100 mensuales que reciben más de 60 mil personas mayores de 65 como parte de las pensiones del régimen no contributivo.[6] Lo anterior se menciona para destacar un hecho contundente en la frágil situación de las finanzas públicas del gobierno y el conjunto del Estado: los Arias Sánchez debieron recurrir a la deuda interna para cubrir gastos “ordinarios” que debían cubrirse con las finanzas normales del gobierno, en forma prácticamente igual a como debió hacer Roberto Micheletti en Honduras para pagar a finales de 2009 salarios al sector público. La imagen es un poco grotesca, no porque sea utilizada para dar una idea más clara de la precariedad de la economía nacional, sino porque en la estable “Suiza Centroamericana” el gobierno debió tomar medidas parecidas a las que debió recurrir el dictador que, producto de un golpe de Estado, pasó a dirigir el tercer país más pobre de todo el continente americano (solo a la zaga de Haití y Nicaragua respectivamente). La semejanza, aunque en un dato muy coyuntural, se puede decir que arroja alguna luz sobre la fragilidad de las finanzas públicas, muy golpeadas luego de casi dos años de contracción de la economía, planes para salvar a los industriales del sector privado, y corrupción en la administración de los recursos públicos, protagonizada por los ministros y funcionarios del Partido Liberación Nacional.

La posibilidad de que el gobierno no pudiera pagar aguinaldos, e incluso salarios a trabajadores del sector público, pudo ser una realidad a finales de su gobierno; pero aunque no se dio por la salida audaz del endeudamiento con bonos de deuda interna, puede ser un escenario a heredar por el próximo Presidente, lo que desde luego, puede también traducirse en resistencia de masas. Lo anterior esencialmente porque si bien el movimiento de masas viene de recibir una derrota política parcial con la imposición del TLC en el 2007, no es tan fácil que permanezca en la inercia de la desmovilización de presentarse ataques a escala masiva en los salarios o las condiciones de vida; especialmente en el sector público.

Es por estas circunstancias que desde la LRS creemos que el próximo gobernante de Costa Rica, sea quien sea (no importa si es “patriótico” y “reformista”) tendrá que imponer duros ataques a los trabajadores. Por eso la única salida es mantener la más absoluta independencia política de la clase obrera respecto a todo partido patronal (PLN, ML, PAC, PUSC, etc) y de conciliación de clases; en la perspectiva de preparar una dirección obrera independiente para enfrentar al próximo verdugo, así como para tratar de unificar y centralizar las luchas que puedan desarrollarse para llevarlas a la victoria. Esta es nuestra propuesta desde la LRS a todos los grupos de la izquierda obrera y socialista, y es a la vez un llamado a los grandes sindicatos y centrales de trabajadores, para que nos pongamos en movimiento ante los desafíos que tenemos hacia adelante.



[1] “Retos económicos para el 2010”. Editorial de La Nación. Martes 5 de enero de 2010.

[2] 15º Informe del Estado de la Nación en Desarrollo Sostenible (Resumen). Octubre de 2009, p, 34.

[3] Íbidem.

[4] Op, cit. 15º Informe.

[5] Patricia Leiton, “Se agrava caída en ingresos por impuestos del gobierno”, La Nación 15/05/2009.

[6] La Prensa Libre, 30/09/2009.