miércoles, 24 de junio de 2009

¿¡“No a los cobros abusivos”! o que la música y el arte sean gratuitos, para los trabajadores y el pueblo pobre?

Defendamos la soberanía nacional enfrentando al imperialismo, a sus corporaciones y denunciando la inconsecuencia de la burguesía nacional

Luchemos contra la propiedad intelectual y exijamos la derogatoria del TLC desde una estrategia de independencia de clase


Por Brayan Brenes

En las últimas semanas la Cámara Nacional de Radio (CANARA) en conjunto con otras entidades pertenecientes al Grupo Nación han venido sosteniendo a nivel nacional una campaña intensa en contra del pago “excesivo” a las disqueras por concepto de utilización de música en ciertos lugares comerciales: hoteles, restaurantes, supermercados, y por supuesto estaciones e radio. Esta oposición es un poco paradógica, pues precisamente el cobro que ahora pretenden establecer las grandes compañías disqueras multinacionales, obedece al cumplimiento del Capítulo de Propiedad Intelectual que forma parte del Tratado de Libre Comercio (TLC), que no se cansaron de promover CANARA ni las empresas que componen el Grupo Nación cuando defendían con todos sus recursos el TLC con los Estados Unidos.

Ante este problema surge una primera interrogante, y es si los revolucionarios debemos oponernos a estos pagos a las disqueras, o debemos por el contrario apoyarlos o mantenernos al márgen, es decir con una posición neutral.

Algunos sectores burgueses y pequeñoburgueses, amparándose en una lógica campista piensan que no hay que dar una lucha en contra de estos cobros (en el tema específico de la música), ya que CANARA y el Grupo Nación fueron los que promovieron el TLC y ahora lo que corresponde es “enfrentar” su política o sencillamente dejarlos aislados. Este es el caso de algunas agrupaciones “de izquierda” (que han mantenido un silencio sepulcral), y otras agrupaciones incluso de la oposición burguesa que no han dado pasos firmes para enfrentar a las grandes corporaciones disqueras multinacionales en este tema específico, intentando aprovechar la situación para visualizar que quienes son los culpables de la aprobación del TLC y otros pactos de explotación con el imperialismo son precisamente el Grupo Nación (GN) y CANARA, voceros estelares de la fracción burguesa en el gobierno encabezada por los hermanos Arias Sánchez.

Pero más allá de todo razonamiento campista, los revolucionarios debemos partir de la experiencia histórica previa y del presente para sentar nuestras posiciones. En primer lugar partimos por principio de que cualquier recorte a la libertad de expresión (incluida la música como forma de transmitir ideas, sueños, sentimientos, etc), es a fin de cuentas una medida que recaerá más temprano que tarde sobre los hombros de los trabajadores y el pueblo pobre. Esto por lo menos es lo que entendemos de León Trotsky, cuando afirmaba que “Tanto la experiencia histórica como teórica prueban que cualquier restricción de la democracia en la sociedad burguesa, es, en último análisis, invariablemente dirigida contra el proletariado, así como cualquier impuesto que se imponga recae sobre los hombros de la clase obrera. La democracia burguesa es útil para el proletariado sólo en cuanto le abre el camino al desarrollo de la lucha de clases.”
[1]

En segundo lugar creemos que el derecho de un hotel o comercio nacional a no pagar por “derechos de autor” frente a disqueras como Sony, BMG, etc; corresponde a una medida muy mínima de soberanía nacional que los revolucionarios debemos impulsar en el camino del enfrentamiento contra el imperialismo y sus grandes corporaciones, así como en la perspectiva de combatir a la burguesía nacional y demostrar su inconsecuencia para lograr en términos efectivos la liberación nacional de todo yugo imperialista. Aquí el problema no es combatir contra los grandes monopolios disqueros (con lo que estamos de acuerdo), sino que el problema es que CANARA nos hayan tomado la delantera a las organizaciones obreras y populares, y que se den el lujo de quedar como los más “democráticos” y casi que “antiimperialistas”.

Desde luego no es suficiente como hace CANARA con exigir la eliminación de los “cobros abusivos”, ya que los revolucionarios no estamos solo en contra de los “cobros abusivos” de las disqueras, sino que estamos en contra de pagar por el derecho a disfrutar del arte, incluida la música, el teatro o la manifestación que sea; ya que estas son producciones eminentemente sociales y no puramente individuales (sino solo en parte). Sin despreciar la iniciativa y el talento individual, los revolucionarios estamos por el libre disfrute del arte, la literatura, la ciencia, la tecnología, etc; eso sí gratuito y libre de toda restricción.

Líneas atrás planteábamos que toda restricción a la libertad de expresión (incluida la música, una de las más ricas y diversas formas de manifestarse) es al final una medida que recaerá más temprano que tarde sobre los hombros del proletariado y los oprimidos del pueblo. Y es que vale la pena recordarlo porque ya la aplicación del capítulo del TLC sobre “Propiedad Intelectual” lo vienen pagando caro los hijos de trabajadores que acceden a la educación pública con libros y textos “piratas”, es decir copiados. En los últimos meses cientas de fotocipiadoras y centros de reproducción de textos se han negado a sacar copias a miles de estudiantes que necesitan tal o cual libro para algún curso o nivel escolar, y esto demuestra que como se ve, no es una cuestión solo de preveer, sino que desde otros flancos ya viene afectando a amplias franjas de los sectores populares, que están hoy más que nunca amenazados en su derecho de permanecer en la educación debido a los derechos de las grandes compañías, principalmente editoriales.

Este mismo problema puede extenderse al campo de la música, y no solo al de la música que se utilice en los restaurantes, hoteles o la radio, sino a la música que los trabajadores y los pobres de esta sociedad capitalista compramos “pirateada” en la calle porque original nos cuesta demasiado caro. En este último caso fácilmente podríamos preveer que se intente castigar con persecuciones desmedidas y hasta cárcel a quien descargue música de la Internet o la compre en la Avenida Central. Así que no es el momento de la espera pasiva, sino más bien el momento de exigirle a CANARA una lucha consecuente no solo contra los “cobros abusivos”, sino la oposición a todo cobro por el disfrute del arte o cualquier otro tipo de producción cultural, en el camino de exigirle al gobierno que tire abajo el TLC, precisamente ese “convenio comercial” que CANARA y sus empresarios han evitado mencionar en toda su campaña contra los “cobros abusivos”.

En esta lucha pueden sumarse otros sectores como los vendedores de música copiada, y los miles de hijos de obreros y familias pobres que demandan materiales “piratas” para satisfacer sus necesidades, como el estudio, la recreación, y otras

Los revolucionarios, la clase obrera, así como los oprimidos del pueblo debemos participar de toda acción de soberanía nacional dirigida contra el imperialismo y sus corporaciones, en el marco de la más absoluta independencia de clase respecto de cualquier variante burguesa: sea la de los Arias Sánchez, el Grupo Nación y CANARA (que tiene sus fricciones), así como del PAC, las Alianzas Patrióticas y todo proyecto capitalista. En esta situación se plantea urgentemente no dejarle las banderas democráticas a la burguesía, y reiniciar una lucha sin cuartel contra la propiedad intelectual y todo tratado de sometimiento y explotación.

[1] León Trotsky. “La libertad de prensa y la clase obrera”. Tomado de www.lorci.org o www.ceip.org.ar