miércoles, 24 de junio de 2009

El gobierno de los hermanos Arias en una crisis crónica

Por Johanán León

Desde su primer año el gobierno arista ha sido atravesado por deserciones de ministros vinculados a fraudes y escándalos de variada índole, pero en los últimos meses conforme la fracción arista entra en la recta final de su administración, las renuncias se han incrementado, lo que de la mano de la crisis capitalista puede convertirse en un factor de vulnerabilidad para el régimen de los hermanos Óscar y Rodrigo Arias Sánchez.
Las bajas y los escándalos en el gobierno van en aumento
La lista comienza en el 2006, durante el primer año de mandato de Oscar Arias cuando el entonces presidente del ICE, Jorge Gutiérrez, anunciara su renuncia por diferencias en cuanto a algunos detalles de la apertura en telecomunicaciones (El Financiero, 16/9/2006).
En el 2007 el ministro de producción Alfredo Volio abandona su ministerio para entrar de lleno a la coordinación de la campaña del “sí al TLC”. En ese año se dio también el escándalo con fondos provenientes de Taiwán, fraude en el que estuvo implicado el canciller Bruno Stagno (D. Extra, 25/6/2007). Meses después se efectuó la renuncia que cobró más revuelo en la opinión pública ese año: la del vicepresidente de la República y Ministro de Planificación y Economía, Kevin Casas (Nación, 23/9/2007), quien elaboró toda una estrategia política sustentada en la extorsión mediática sobre los el grueso de los trabajadores del sector privado, y demás sectores de la población, en el marco de la lucha contra el TLC. A raíz de este escandaloso hecho, el diputado Fernando Sánchez sobrino de los Arias y coautor de este documento tuvo que abandonar varias comisiones legislativas que estaban a su cargo.
Durante el 2008, se fue el Ministro de Seguridad Fernando Berrocal, con el trasfondo de sus declaraciones de que existían grupos y políticos ligados a organizaciones terroristas en el país ante lo que el gobierno prefirió evitar un empantanamiento de varios proyectos legislativos como la ley antiterrorista y de la propia agenda complementaria (Al Día, 30/3/2008). Ya en julio de ese año renuncia el Ministro de Vivienda, Fernando Zumbado (Nación, 5/8/2008), enfrascado en el escándalo de los derroches de recursos provenientes del BCIE; luego en octubre se va Laura Chinchilla, Vicepresidenta y Ministra de Justicia, pero para iniciar el proceso de su candidatura hacia las elecciones del 2010 (Nación, 8/10/2008).
En este 2009 sin embargo, en los primeros meses los escándalos que protagonizan varias “fichas” del gobierno llevan un ritmo veloz. En febrero renuncia el gerente del Banvhi Ennio Rodríguez al descubrirse el costoso almuerzo pagado con dineros de esta institución y en el que participó también Clara Zomer, aunque esta lograra con el apoyo del gobierno evitar la suerte de su colega (Prensa Libre, 5/2/2009).
Le siguió el Ministro de Ambiente, Energía y Telecomunicaciones, Roberto Dobles, a quien se le descubrieron concesiones mineras hechas a familiares suyos, lo que le costó la renuncia (D. Extra 7/3/2009).
También el presidente de la Comisión Nacional de Emergencias, Daniel Gallardo, renunció, al ser cuestionado por compras que dicha entidad realizó a antiguos clientes suyos y además por la “piñata” hecha con donaciones y recursos supuestamente destinados a los damnificados por el terremoto de Cinchona (Prensa Libre, 19/3/2009), este caso llegó al punto de que la CNE fue allanada el pasado 31 de marzo por el OIJ (Nación, 1/4/2009). Por último tenemos al presidente del ICE, Pedro Pablo Quirós, asistiendo a un matrimonio en un helicóptero de la institución (Nación, 25/3/2009); el presidente del IFAM enfrascado en irregularidades con el presupuesto de esa institución que incluso llevó a despidos de trabajadores (Nación, 21/3/2009); y los últimos en abandonaron sus cargos con miras a las elecciones del año 2010 son el Ministro de Hacienda, Guillermo Zuñiga y el Ministro de Turismo Carlos Benavides (D. Extra, 24/3/2009), además de la renuncia de ministra de la mujer (Prensa Libre, 1/5/2009).
La táctica del gobierno: sacrificar ministros para mantener estable el régimen de los empresarios
Al darse la renuncia del presidente del ICE y posterior a esto, durante el periodo del referéndum sobre el TLC, e incluso hasta la salida de Fernando Berrocal; el gobierno trataba de descomprimir la situación política con el fin de avanzar en la aprobación del TLC y sus leyes paralelas. Pero ya en los casos presentados durante el 2008 y este año, mientras la crisis ha venido impactando cada vez más a la clase trabajadora, la salida de personajes de su gabinete persigue evitar el desprestigio del gobierno y la institucionalidad del régimen en momentos donde la situación económica y sus primeras consecuencias combinadas con el descontento e indignación de parte de los trabajadores pueden provocar situaciones convulsas para la burguesía; es por eso que el gobierno se esfuerza en mantenerse estable por lo menos hasta lograr avanzar en el tema de la Asamblea Constituyente, lo que le daría al gobierno de turno un mayor margen de maniobra para afrontar la crisis capitalista y sus efectos junto con posibles respuestas de los oprimidos en el país.

Las ventajas de la burguesía y las tareas del movimiento obrero
Si bien estas salidas y escándalos han ocasionado fricciones entre distintos sectores de la burguesía (partidos políticos, medios de comunicación, cámaras empresariales), la burguesía de conjunto sabe que debe esforzarse por mantener su régimen lo más estable posible al menos hasta el próximo recambio gubernamental, logrando que este espejismo logre seguir conteniendo el descontento de grandes sectores de la población pobre tal como lo vienen haciendo desplegando campañas publicitarias y noticias sobre los precandidatos de las distintas fracciones de la burguesía (PLN, PAC, ML, otros).
Otro factor que los empresarios vienen explotando es que hay un nivel de movilización bajo de parte de los sectores que están recibiendo los golpes de la crisis capitalista, y que serán doblemente afectados por las medidas contenidas en el Plan Escudo que el gobierno pretende llevar adelante para garantizarle una buena situación a los patrones en medio de la turbulencia que apenas comienza. Pero a pesar de lo anterior, la crisis no deja de plantear un periodo convulso, que en cualquier momento podría complicar aún más los planes de la burguesía.
Desde la LRS creemos que todos los esfuerzos de los sectores del movimientos obrero deben volcarse a revertir la actual situación de dispersión y pasividad, y solo lo lograremos unificando los distintos ejes de lucha como la pelea contra los despidos, suspensiones, y rebajas salariales en las empresas privadas; las luchas por mejores condiciones laborales en el sector público; contra el recorte del presupuesto en las instituciones del estado; la lucha contra la represión y la derogatoria de la ley antiterrorista, así como la lucha en contra de los cobros en materia de propiedad intelectual vinculada con la urgencia derogar el TLC. No nos cansaremos de denunciar a toda organización política o sindical que en aras de figurar u obtener beneficios para algún burócrata, sea partícipe de la estrategia empresarial de dividir las luchas. Apostamos a pelear porque se efectúen acciones que escalen hasta alcanzar a los distintos sectores de trabajadores del país.
Sólo si golpeamos juntos y nos organizamos, mediante Comités obreros, en los que participen trabajadores y trabajadoras del sector privado y público, estudiantes, amas de casa, y otros sectores; podremos enfrentar y derrotar el Plan Escudo del gobierno, y ayudar a que de la mano de la crisis, sus fricciones y las de su régimen de patrones se aceleren abriendo el paso a grandes acciones de movilización de los oprimidos.
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La cronología política de la crisis
Por Brayan Brenes
El gobierno de Óscar Arias, como se ha mencionado, viene de una crisis crónica; herencia en cierta forma de la administración de Abel Pacheco. El TLC con Estados Unidos le costó a la administración arista numerosas bajas, esencialmente por la tensión acumulada en las filas de la propia burguesía respecto a la necesidad de aprobar el “tratado” (la estrategia para la victoria “del sí” de Kevin Casas por ejemplo) y por la movilización callejera, que no hizo más que aumentar desde el año 2003 hasta el 30 de setiembre de 2007 (el día de la última gran marcha contra el TLC), es decir, hasta apenas una semana antes del Referéndum sobre el TLC del 7 de octubre de ese año.

Ya desmantelada buena parte de la organización que se había construido al calor de la lucha contra el TLC (mediante el referéndum y el conjunto de la maquinaria institucional), el gobierno se permitió no solo pasar a la ofensiva con las Leyes de Implementación del “convenio” –aprobadas sin una sola movilización callejera-, sino que le dio un impulso considerable para aprobar otras iniciativas como la Ley Antiterrorista, dirigidas contra el movimiento obrero y popular bajo el pretexto de la “seguridad ciudadana”. Este conjunto, de aprobación de Leyes de Implementación del TLC y leyes represivas, se desarrolló entre finales de 2007 y la primera mitad de 2008; pero en la segunda mitad de ese año la sombra de la crisis capitalista mundial comenzó a aterrorizar los principales círculos de la clase dominante, y para mala fortuna de la patronal costarricense se combinó la propaganda de la posible llegada de carencia, desempleo y mayor pobreza a Costa Rica, con graves casos de corrupción como el del Ministro de la Vivienda Fernando Zumbado, quien en medio de los augurios de crisis y carencia gastó poco más de US 2 millones en “asesorías” y gastos absurdos. Luego siguieron otras renuncias, principalmente en el 2009, como la de Daniel Gallardo y Ennio Rodríguez, ambos por corrupción en el manejo de fondos públicos.

Pero el gobierno se ha visto en cierta forma favorecido para que la crisis acumulada desde el primer año no pegue un salto, en buena medida debido a la neutralización de la movilización de masas, lo que ha sido aprovechado por el gobierno para combinar el recambio de fichas acusadas de corrupción, y por otra parte con algunas concesiones sectoriales de cierta importancia como el aumento de salarios a los docentes (aumentos de percentiles).

En su recta final el gobierno, temeroso de las consecuencias sociales de la crisis capitalista, apuesta a diluir su imagen y su actividad en la vertiginosa campaña preelectoral en miras de las elecciones de 2010. Los hermanos Arias Sánchez y el conjunto de la burguesía esperan a un cambio de régimen para lanzar una Asamblea Constituyente, que podría realizarse en el 2011 después de ser convocada vía referéndum en el 2010.

Artículo para En Clave Revolucionaria Nº15, LRS. 1º de junio de 2009.