viernes, 12 de diciembre de 2008

Revuelta social en Grecia

Por Simone Ishibashi

Un hecho de gatillo fácil se convirtió en la mecha de una explosión social en las calles de Grecia de la que damos cuenta en estas páginas. El estallido de la juventud en Grecia se da en un marco de desocupación crónica y una alta precarización y fue precedida por distintas luchas y movilizaciones en los últimos años. En 2006 y 2007 los estudiantes griegos protagonizaron duros conflictos con asambleas de cerca de 70.000 estudiantes, masivas movilizaciones y toma de casi todas las facultades y luego, siguiendo su ejemplo, los secundarios tomaron casi 1.000 colegios. Las políticas neoliberales del gobierno de Karamanlís tambien fueron enfrentadas por los trabajadores con una serie de huelgas generales en los últimos años. La actual rebelión de los jóvenes y estudiantes en Grecia no es un caso aislado. En la Italia de Berlusconi, una privatista reforma educativa fue respondida con “el pueblo de las escuelas” en las calles, junto a otros sectores de trabajadores en una gran jornada nacional de lucha. También en Alemania las privatizaciones despertaron a secundarios, universitarios y profesores, que organizaron una jornada de huelga con manifestaciones en alrededor de 40 ciudades; más de 100.000 estudiantes llenaron las calles. Acciones similares se realizaron en el Estado Español e Irlanda, como mostramos en este ejemplar. Está claro que la burguesía europea de conjunto viene, en forma sistemática, tratando de socavar lo que queda de conquistas como la educación pública con el plan privatizador Bolonia, golpeando a la juventud que viene siendo uno de los sectores más afectados por la desocupación y los efectos de la crisis económica. Pero también queda claro que la juventud europea está dispuesta a resistir. La revuelta de la “generación de los 700 euros” (como llaman a los jovenes precarizados en Grecia) es una muestra de ello.
El sábado 6 de diciembre las calles de las principales ciudades griegas, como Atenas, Hania, Creta y Salónica fueron tomadas por miles de manifestantes que protestaban contra el asesinato de Alexis Grigoropulos, de 15 años, por la policía. La manifestación, a pesar de haber sido duramente reprimida por la policía, duró horas extendiéndose hasta el domingo y dejando el saldo de 40 heridos.
Sin embargo, la dura represión no logró amedrentar a la juventud y sectores populares que se levantaron contra el brutal asesinato ejecutado por la policía. Luego de las confrontaciones, profesores universitarios, que ya estaban preparando una movilización contra la reforma de la previsión social y la política económica del desgastado gobierno de Costas Karamanlís, del partido de derecha Nueva Democracia, anunciaron que integrarán las protestas de tres días, fechadas para ocurrir a partir del 9/12, mientras la universidad de Tessalónica fue ocupada por centenares de estudiantes que reaccionan con piedras y cócteles molotov a las embestidas de la policía. También fue convocado por el Partido Comunista griego, y el Pasok, partido socialista, una marcha para la noche del 8/12, a la cual deberán comparecer los principales sindicatos del país.
Las repercusiones de la revuelta social griega ya recorren la Unión Europea. En la mañana del 8/12 el consulado griego en Berlín fue ocupado por 15 jóvenes ciudadanos griegos, que llevaban un cartel en el que se lee “El Estado asesina”. Las manifestaciones griegas expresan la rabia popular contra el gobierno y los efectos de la crisis económica, que han golpeado duramente al país, profundizando la ya pésima distribución de la renta del país, y pueden ser el anuncio de grandes embates de la lucha de clases y de una crisis política profunda del entreguista y reaccionario gobierno griego. Así, los enfrentamientos griegos son parte de las primeras respuestas del movimiento de masas a los efectos de la crisis capitalista, y pueden transformar la antigua cuna de la civilización occidental en una barricada de avanzada de la lucha de clases internacional, habiendo asumido desde ya un caracter político en la medida en que se cuestiona el gobierno de Costas Karamanlís.
Grecia: crisis política y económica.
La actual situación política griega está marcada por un profundo impacto de la crisis económica internacional. A despecho de los números presentados por el gobierno que certificaban avances en los índices económicos a partir de la entrada del país a la Unión Europea en 2001, desde el inicio de este año Grecia, al lado de países como el Estado Español, fue uno de los primeros en ver caer su economía. La economía griega, que es sostenida en gran parte por el sector de servicios que corresponde al 74,5% del PIB nacional, del cual el turismo es responsable por una gran parte, ha sufrido con la recesión de algunos de sus vecinos europeos. Sin embargo, es el sector industrial, responsable por el 20,7% del conjunto de la actividad económica, que ha sido el más golpeado: el volumen de exportaciones cayó 13,2% en relación al año pasado, mientras la actividad industrial de conjunto presentó una retracción cercana al 3,5%. Aún los empleos creados en el último año son en su mayoría precarizados, no habiendo revertido la proporción de 1 en cada 5 griegos viviendo por debajo de la línea de la miseria, ganando menos de 5.000 euros por año. Además, Grecia ya estaba en la mira de la Unión Europea por haber excedido el déficit permitido a los países de la zona euro.
El gobierno de Costas Karamanlís ha sido uno de los más resueltos en descargar la crisis en la espalda de los trabajadores. Como vía para atender los dictámenes de los principales imperialismos de la UE, el gobierno busca privatizar diversas empresas, entre las que se encuentra la empresa aerea estatal, además de realizar reformas que atacan inmensamente el sistema de jubilaciones, con un proyecto que aumenta la edad para la misma y disminuye su valor. El gobierno de la Nueva Democracia también es responsable por el corte de inversiones dedicadas a programas sociales, aumento de impuestos y ataques a la enseñanza superior. Así, la reacción popular que explotó en las últimas manifestaciones también es una respuesta al rescate millonario anunciado por el gobierno griego para salvar al sistema financiero y los bancos, a ejemplo de EE.UU. y de la UE. Así, al contrario del discurso burgués de saludar la entrada de Grecia a la Unión Europea como vía para el crecimiento económico, ante la crisis se evidencia que los países de menor poder económico, además de seguir manteniendo estructuralmente las mismas disparidades que imponen a las masas inmensos sufrimientos y privaciones, aún significa para éstas ataques a los derechos históricamente conquistados en nombre de la “búsqueda por competitividad”, y de la “modernización” impuesta por los imperialismos europeos. Eso confirma que la Unión Europea, como ya discutimos en otros artículos, no es más que un intento de los principales imperialismos europeos de someter a su propio proletariado y de los países del continente.
Al interior de Grecia, los efectos de la crisis económica se suman a una gran crisis política que comienza a abrirse en el alto escalafón del gobierno de la Nueva Democracia. Como si no bastasen los ataques del gobierno, y la dura situación a la que está sometida una inmensa parte de la población y de los trabajadores griegos, un sinnúmero de ministros están siendo acusados de corrupción. Junto con la explosión de la crisis internacional en septiembre de este año salieron a la superficie los escándalos envolviendo al ministro de la Marina Mercante, YorgosVulgarakis, que fue obligado a dimitir luego del descubrimiento de que los negocios ocultos y lucrativos de su familia que estaban basados en abusos de poder. Otras instituciones que fueron favorecidas en el gobierno de la Nueva Democracia, como la propia Iglesia Ortodoxa, también son blancos de escándalos de corrupción, lo que debilita a los aliados de Costas Karamanlís. En un intento de no parecer aún más debilitado, el presidente griego después de haber perdido una serie de otros colaboradores, fue forzado a negar el pedido de dimisión de Prokopis Pavlopoulos, ministro del Interior, que estaba dispuesto a entregar el cargo por el asesinato del joven en Atenas. Sin embargo, esta decisión puede profundizar la rabia popular, contribuyendo a debilitar su gobierno aún más.
Rescatar y profundizar la tradición de lucha de los trabajadores y de la juventud
Grecia ha sido uno de los países más inestables de Europa, y ya fue el escenario de varios enfrentamientos de sectores populares y de los trabajadores con el gobierno. La revuelta social que explotó en los últimos días es un episodio más que muestra la inmensa combatividad de la juventud y del pueblo griego. La entrada en escena de los trabajadores puede elevar las manifestaciones a un nivel superior. A pesar de la línea pacifista y traidora adoptada por la burocracia del Pasok, que cuando estaba en el gobierno en el 2001 intentó aprobar ataques similares al sistema de pensiones y casi fue derribado también por las manifestaciones populares, y del PC (KKE por sus siglas en griego) es posible que haya un recrudecimiento de las movilizaciones, que pueden forzar a las direcciones a ir mucho más allá de lo que quisieran, dando continuidad y radicalizando las diversas movilizaciones ocurridas desde el inicio de este año.
Estas movilizaciones fueron muy importantes, como la huelga general de 24 hs del 21 de octubre, que contó con la adhesión del 90 % de los trabajadores del sector de servicios, y que culminó en una marcha con la participación de 15.000 personas en Atenas contra los ataques del gobierno y bajo el lema “No aguantamos más”. Los movimientos estudiantiles secundarios y universitarios se sumaron activamente, en protesta contra la privatización de la enseñanza superior y el recorte de las partidas presupuestarias para la educación, culminando en 250 institutos y escuelas ocupadas por todo el país. La huelga terminó con la ocupación del edificio central de Olympic Airways por parte de los trabajadores, que fueron también duramente reprimidos por la policía. El 22 de octubre las paralizaciones siguieron y esta vez abarcaron los sectores rurales, que adhirieron en casi 100%.
Hoy muchos ya comparan la revuelta social detonada por el asesinato del adolescente con las manifestaciones encabezadas por los estudiantes en 1985 cuando la policía también asesinó a un joven que participaba de los homenajes a los actos de noviembre de 1973. Es una tradición de la juventud y de los sectores populares y de trabajadores griegos salir a las calles para recordar la caída de la llamada “Dictadura de los Coroneles”, régimen comandado por el general Yorgos Papadópulos que había sometido al pueblo y trabajadores griegos con gran brutalidad desde la caída de la monarquía por un golpe de estado impulsado por los coroneles el 21 de abril de 1967. Las manifestaciones de 1973 con los estudiantes como vanguardia, rápidamente se hicieron masivas, abarcando a amplios sectores populares y de trabajadores, que tornaron la ocupación de la Escuela Politécnica de Atenas el epicentro de la movilización. Este movimiento colaboró enormemente para la caída del régimen de la Dictadura de los Coroneles en 1974.
Así, es necesario que los trabajadores entren en escena con sus métodos históricos de lucha, dotando a la revuelta social que incendia las calles de las principales ciudades del país de un programa capaz de imponer una salida de los trabajadores y completar el camino abierto en 1973, impidiendo que la crisis económica sea descargada en la espalda de los trabajadores y del pueblo griego. La combativa clase obrera y la juventud griega necesitan superar sus direcciones, hoy en las manos del KKE y del Pasok, y unificar sus filas, luchando por imponer una salida definitiva a los males impuestos por el gobierno de Costas Karamanlís y su burguesía acoplada a los intereses de la UE. Sigamos con atención.

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